Irving Hernández, recipiente de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, se graduó con un título en ingeniería aeroespacial de la Universidad Estatal de San Diego.
“Nunca me mintieron mis padres de que no era de aquí”, dijo Hernández, egresado de SDSU. “Estaba consciente, pero en realidad, no sabía lo que significaba ser indocumentado aquí en Estados Unidos”.
En octubre del 2000, la vida cambió para Hernández y su familia.
A la edad de cinco años, Hernández dejó su ciudad natal, Acapulco, Guerrero, para comenzar una nueva vida en EEUU.
“Mi papá se vino a los Estados Unidos cuando yo tenía tres años”, dijo Hernández “Después, en el 2000, èl quiso tener una familia aquí en EEUU”.
Hernández dijo que durante toda su vida, tuvo muchos retos que sobrepasar y uno de ellos fue el inglés.
“Cuando estaba en la primaria, batallaba mucho con el inglés”, dijo Hernández.
Después de graduarse de la primaria, Hernández pudo mejorar el inglés comenzando a sobresalir en matemáticas y física. Al empezar la preparatoria, sus buenas calificaciones ayudaron a Hernández estar en clases de honores y eventualmente en clases de A.P. Asimismo, llegó a practicar dos deportes diferentes como polo acuático y atletismo, y también formó parte del grupo de música, participando en eventos como el día de los veteranos.
“Me gradué con un 4.2”, dijo Hernández. “Creo que era el número 12 de mi clase”.
En el 2012, antes de que Hernández comenzará la universidad, se empezó a hablar del programa DACA.
La mamá de Hernández fue quien lo llevaba a diferentes foros, logrando que una organización llenará sus papeles para entrar al programa de DACA.
Hernández dijo que para finales de octubre, ya tenía su permiso de trabajo y comenzó a trabajar de asistente para un bufete de abogados dos semanas después.
Uno de los retos que Hernández enfrentó fue cómo pagar la matrícula de la universidad. No tuvo ayuda monetaria por el gobierno, por lo que tuvo que pagar su colegiatura de su propio bolsillo.
“Gracias a Dios, me gradué sin ninguna deuda de la Universidad Estatal de San Diego”, dijo Hernández.
Dijo que cuando se dio cuenta de la importancia de lo que era DACA en su comunidad, comenzó a actuar no solo para él sino para poder ayudar su comunidad.
“Empecé a trabajar con Alianza San Diego, proyectos aquí y allá, con mi iglesia”, dijo Hernández. “De ahí, empecé a conocer las personas correctas y estar involucrado, para cuando llegó la fecha que fue el 5 de septiembre del 2017”.
El 5 de septiembre, la administración del presidente Donald Trump anunció que DACA sería terminado.
Por el momento, no se ha llegado un acuerdo concreto o una decisión final en relación a lo que ocurrirá con los recipientes de este programa.
Hernández también ha viajado tres veces a Washington D.C. para hablar con representantes y senadores acerca de DACA.
“Mi propósito en esta lucha no es algo simplemente para los de DACA, sino que algo que no perjudique a nuestra comunidad, no es de negociar”, dijo Hernández. “Mi familia, mis amigos que no tienen papeles, no son negociables”.
Hernández dijo que sus padres nunca lo educaron de una forma que él se tuviera que sentir la víctima y siempre le enseñaron a estar orgulloso de quién es y de dónde venía.
“Yo nunca me sentí una víctima, ni caminando por San Diego State, yo siempre estuve muy orgulloso de mis raíces, de lo que es ser un inmigrante”, dijo Hernández.