En la vida de un estudiante lo más probable es que estemos ocupados todo el tiempo, ya sea haciendo tarea, trabajando o como yo tratando de salvar el mundo.
Muchas veces me gusta decir sí porque sé que todos en algún momento necesitaremos ayuda de las personas que nos rodean
Sin embargo, algo que yo no sabía era el daño que me estaba haciendo a mí mismo sólo por decir sí a todo y tratar de hacer todas las cosas en un día para complacer a los demás y yo estar tranquilo.
Este semestre, me he dado cuenta que no siempre tenemos que salvar al mundo y hacer algo que no podemos o queremos para satisfacer a las demás personas.
En ocasiones debemos escuchar a nuestro cuerpo porque él también se cansa de tratar de solucionar lo que hay en nuestro alrededor.
Desde muy pequeño buscaba maneras de ser voluntario en mi comunidad y siempre tener buenas notas en la escuela, fue ahí donde me adapté a estar ocupado todo el tiempo. Con el paso de los años me di cuenta que ya no era un niño y que ahora tengo la responsabilidad de un adulto.
En mi mente quiero seguir siendo el niño que ayudaba a todos o me gustaría ser un superhéroe para resolver los problemas de mis amigos y familiares pero es imposible. Es por eso que siempre digo “si puedo ayudarte”, aún cuando estoy muy ocupado porque quiero ver a mi entorno bien para yo sentir que logre algo aún cuando yo no me sienta bien.
Durante mi semana de descanso de primavera tuve la oportunidad de ir en una caminata junto con mi mamá. Cuando estaba subiendo la montaña, trataba de no darme por vencido con el poco aire que tenía para lograr llegar hasta la cima. Mientras seguía avanzando me di cuenta que así me he estado sintiendo todos los días.
Siento como si siempre estoy escalando una gran montaña de responsabilidades y querer apoyar a los demás pero nunca termino de llegar a la cimapor toda la carga que siento. Fue ahí que me comprendí que debo saber decir no cuando no puedo ayudar y no es que no quiera sino que yo debo saber balancear mi vida y mi tiempo.
Es difícil decir ‘no’ a las personas que nos rodean porque pensamos que creerán que no queremos ayudarlos porque somos egoistas.
He tenido malas experiencias cuando digo que si puedo hacer algo, al momento de hacerlo siento que no puedo y el estrés se acumula en mi y nada me sale bien.
Cuando eso sucede, olvido ponerme como prioridad a mi porque debo cumplir mi palabra de apoyar a los demás.
La verdad es que cargar una mochila llena de responsabilidades, estrés y aparentar que estamos bien todos los días no nos ayudará a tener buenas calificaciones en la escuela ni disfrutamos la vida.
Aprendamos a escuchar a nuestro cuerpo y corazón, ya que nos ayudará a traer ese balance a nuestra vida.
Es importante que conozcamos cuando podemos apoyar a nuestros seres queridos y cuando es momento de darnos un tiempo para nosotros mismos y seguir adelante.
Si bien, una de las cosas que muchos no hemos sabido hacer es cuidar nuestro tiempo.
Debemos saber primero a terminar nuestras obligaciones para después brindarles un momento a las personas que nos piden favores y no mezclar nuestras tareas con los problemas o acciones de alguien más.
Asimismo, tenemos que llenarnos de cosas positivas que nos hagan querer continuar, para poder aportar cosas buenas a nuestro alrededor.
Al final del día, no tenemos que ser tan injustos con nosotros mismos, si no podemos ayudar a alguien, no nos sintamos culpables ni avergonzados.
Algun día podremos aceptar ayudar a nuestro familiares sin tener la necesidad de estresarnos y tendremos tiempo para nosotros también, sólo es cuestión de tiempo y organización.
Un consejo que les doy a los estudiantes es no seguir la misma rutina todo el tiempo, a veces nos merecemos tomar un descanso y hacer algo para nuestro bienestar mental y no siempre hacer feliz a los demás.