Por medio de la Universidad Estatal de San Diego (SDSU), el Instituto para la Salud de Comportamiento y Comunidad emprendió un estudio interesado en la actividad física y la salud de las mujeres latinas que van a la iglesia. Liderado por la profesora de la escuela de salud publica en SDSU Elva Arredondo, el proyecto acaba de recibir una dádiva de $50,062.
La investigación es financiada por el Instituto Nacional del Cáncer y se enfoca en la prevención de las enfermedades y en promover la actividad física en las latinas del condado de San Diego.
“Particularmente las mujeres latinas muestran niveles bajos de actividad física”, dijo la gerente del proyecto, Jessica Haughton. “Y como resultado, son más altos los niveles de obesidad y otras enfermedades crónicas”.
De acuerdo con la página oficial del Instituto Nacional del Cáncer, el número de latinas que hacen actividad física moderada o vigorosa es bajo. Por ende, esto contribuye a niveles altos de cáncer y la presencia de otras enfermedades crónicas en esta población.
La página oficial del INC también subraya la importancia de las iglesias en la comunidad latina. Enfatiza que un rol principal de estas instituciones dentro de la comunidad latina es promover la salud y el bien estar, y así, yace el motivo idóneo para utilizar a las iglesias para el estudio.
“En salud publica siempre estamos buscando nuevas maneras de ayudar a la comunidad así que trabajamos con las iglesias porque son lugares en donde la gente se reúne cada semana,” dijo Haughton. “Básicamente parte de el estudio es ver si en las iglesias puedes conseguir consejos de salud.”
El programa empezó en abril del 2011, durara cinco años y un total de 430 Latinas serán parte del estudio. A través de una asociación con la Arquidiócesis de San Diego, las iglesias han proveído el espacio para realizar los trabajos. En su totalidad, participaran 16 iglesias alrededor de San Diego.
El trabajo consiste de la participación de las mujeres que son parte del estudio dentro de sus respectivas iglesias. Algunas mujeres, llamadas “promotoras,” enseñan diferentes actividades físicas a sus compañeras de iglesia. Estas clases son impartidas seis días a la semana con una hora de duración.