Cientos de estudiantes que viven en México, cruzan diario el puerto fronterizo de San Ysidro para poder ir a clases.
La Universidad Estatal de San Diego cuenta con una comunidad de estudiantes latinos que cruzan la frontera entre Tijuana y San Diego para poder tener una educación dentro del campus.
Luis Vargas, es un estudiante especializándose en matemáticas en la universidad que explicó su experiencia de como un estudiante que vivía en Tijuana cruzaba a diario la frontera para poder tomar sus clases el semestre anterior.
“Cruzo para poder tener una mejor educación esa fue la idea de mis papas”, dijo Vargas. “Mi día empezaba a las 3 o 4 de la madrugada”.
Vargas explica que esta motivación se debe a lo que le inculcaron sus padres desde pequeño. Desde su niñez él ha estado familiarizado con cruzar de un país a otro cuando se trataba de ir a la escuela.
Tener que levantarse muy temprano para poder hacer fila en la frontera en carro eran algunos de los obstáculos que se le presentaron cuando tenía que viajar de un país a otro para poder tomar sus clases en Los Estados Unidos
“Yo tenía el pase normal ahora tengo readylane y es mucho mejor que la línea normal y duró menos tiempo”, dijo Vargas
Vargas compartió que hay estudiantes que cuentan con ciertos tipos de pasaporte que los ayudan a cruzar mucho más rápido pero que no todos tienen el mismo pase y esto afecta mucho el tiempo de sus horarios para poder cruzar a tiempo antes de que la clase empiece.
Ahora que Vargas tiene la oportunidad de poder vivir en la ciudad San Diego este semestre y tiene más horas para poder dormir, su estado de salud ha mejorado. Esta transición que tuvo este semestre de mudarse a San Diego se ha reflejado en su dieta.
“Antes comía más, me daba mas hambre tenía sobrepeso y ahora como menos… es mucho mejor para mi salud mental tambien”.
El graduado Tony Ruvalcaba, tuvo las mismas experiencias parecidas a las de Vargas. Ruvalcaba, 24 años de edad y se graduó en el invierno del 2020. El estudiante que compartió algunos de los sacrificios que desde muy pequeña tuvo que hacer para poder ir a la escuela en San Diego.
“Mi escuela empezaba a las 8 de la mañana y tenía que levantarme a las 3 de la mañana”. Desde muy chica sus papás la cruzaban en el carro, ella dormía mientras se hacía fila para poder cruzar antes de que empezará sus clases.
La inseguridad al cruzar de ida o de regreso también fue parte de la experiencia que tuvo la exalumna. Un día de regreso a su casa al salir por el puerto fronterizo de San Diego a Tijuana en Otay, presenció el intento de un asalto hacia su persona.
Ruvalcaba actualmente trabaja y vive en San Diego. La ex alumna compartió que ahora su horario es mucho más flexible y puede ir y regresar de su casa al trabajo. Comparado con sus semestres anteriores.
“Había un carro que paró en medio de la calle durante la medianoche, y estaba un hombre afuera del carro moviendo sus manos para que parara mi carro”, dijo Ruvalcaba. “No pare y al darme la vuelta vi que detrás del carro había un niño encapuchado”.