Global Shapers Tijuana Hub, grupo que forma parte de la comunidad de Global Shapers Community, una comunidad de jóvenes lideres de entre 20 y 30 años de edad que pertenece al foro económico mundial, dio inicio a su iniciativa “bordofarms” recientemente.
El movimiento tiene como propósito brindar una ocupación sustentable por medio de fincas orgánicas, a aquellos individuos que han sido deportados de los Estados Unidos y que ahora se encuentran varados en “el bordo”, a la orilla del río Tijuana en una área que se encuentra bajo un puente, entre agujeros de suciedad y alcantarillas.
“El plan era crear algo en conjunto para beneficiar a la comunidad de Tijuana”, dijo Miguel Marshall, líder de la iniciativa “bordofarms”. “Nos dimos cuenta de que algo muy importante en Tijuana es la falta de infraestructura que existe para nuestra comunidad de deportados.”
En los últimos cinco años, EE.UU. ha deportado a un número récord de inmigrantes. Cada año, de 250,000 a 300,000 de estos individuos son enviados a México, de acuerdo a datos del departamento de suridad nacional de EE.UU y el instiuto nacional de migración de México.
México cuenta con 15 puntos de repatriación, sin embargo, un tercio de los deportados es generalmente enviado al estado de Baja California, y la mitad de estos, que equivale a un número de entre 100 a 300 personas, es enviado diariamente a Tijuana.
“Al notar la apatía que se vive en la ciudad, nos desesperamos y dijimos, ‘hay que pensar en algo productivo’”, dijo Marshall. “Y pensamos, ‘¿por qué no hacemos huertos en donde podamos brindar empleos?’”
La idea es utilizar las habilidades que la mayoría de los imigrantes deportados han utilizado en los campus en EE.UU. y poropocionarles la oportunidad de vender lo que cultivarán.
Varios de los individuos que viven en “el bordo” se mostraron muy agradecidos por la iniciativa, como es el caso de Roberto Martínez, un hombre que fue deportado hace un par de meses y que dijo sentirse contento por haber sido recordado por la comunidad tijuanense.
“Lo que me motivó a venir a ayudarle a los jóvenes que tienen este plan, es el hecho de que esto es lo mejor que yo he visto en lo que llevo aquí”, dijo Martínez. “Yo trabajé en la siembra en Estados Unidos por muchos años y cuando escuché de esto me interesó venir a buscar la oportunidad de un trabajo, apoyar a los jóvenes que se acordaron de nosotros y agradecer la esperanza que nos han dado”.
Representantes de la iniciativa Tijuana Te Quiero, que tiene como propósito mejorar el cruce peatonal de Tijuana a San Ysidro, asistieron a la inauguración del proyecto de “bordofarms” y ayudaron a los individuos deportados con fruta y agua durante su trabajo.
Mónica Schroeder, fundadora de Tijuana Te Quiero, dijo que le pareció natural que Tijuana Te Quiero se involucrase en el proyecto, ya que considera que es importante brindarle a este problema atención local, para que por medio de la ayuda colectiva se le logre transformar la situación de los deportados.
“Nos interesa ayudar a todas estas personas que tienen ganas de trabajar”, dijo Schroeder. “Nosotros estamos aquí, estamos trabajando y creo que juntos podemos lograr que toda esta área se vuelva verde en un futuro no muy lejano”.
Las fincas orgánicas denominadas “bordofarms” son producto de la colaboración de dos organizaciones sin fines de lucro con sede en Tijuana: fundación Gaia, que promueve un estilo de vida sustentable y que regularmente ayuda a los inmigrantes deportados, y Transición Tijuana, que inaugura y opera parques urbanos alrededor de la ciudad.
La planificación del proyecto comenzó en noviembre y fue inspirado en la iniciativa de una compañía que se dedica a la conservación de huertos verticales con alta tecnología, aseguró Marshall.
“Se llevó a cabo de manera muy rápida”, dijo Marshall. “No somos una organización todavía; no estamos denominados como organización sin fines de lucro, dijimos ‘primero el proyecto, ya después la formalización’”.
Durante el evento inaugural el 17 de enero, algunos miembros de Global Shapers Tijuana Hub, así como activistas de San Diego, se unieron a una docena de migrantes deportados y sin hogar, mediante la preparación del suelo y la siembra de frutas y verduras.