Miles de personas llenaron las calles del centro de San Diego el 25 de marzo para demostrar apoyo hacia los estudiantes marchando para leyes más estrictas del control de armas.
La manifestación fue parte de la Marcha para Nuestras Vidas.
La marcha—a la que asistieron más de 2,000 personas—se creó en respuesta a la masacre de 17 personas a manos de un asesino en una preparatoria de Parkland, Fla. el 14 de febrero.
Tras los eventos trágicos, los estudiantes sobrevivientes se dieron la tarea de reunirse para planear protestas y marchas en honor a sus compañeros fallecidos.
La manifestación en San Diego fue organizada por estudiantes como paralela a la que tomó lugar al mismo tiempo frente al capitolio del país en Washington D.C., y fue dirigido por adolescentes quienes dicen que quieren ver cambios en las leyes por políticos.
“Algo se necesita hacer de estos tiroteos que están pasando”, dijo Héctor Enríquez, estudiante de la preparatoria Lincoln High después de que habló ante la audiencia.
Los activistas llevaban las manos llenas de carteles coloridas con frases como “mantengamos las armas fuera de nuestras escuelas” y “armémonos de sabiduría y no de pistolas”.
Se hicieron presentes muchas generaciones, desde niños de apenas unos años hasta sus mismos abuelos; incluyendo a los estudiantes, quienes formaban la mayoría de los presentes y quienes dirigían la marcha.
“Hay una responsabilidad por parte de los jóvenes de la nación de demostrar que vamos a hacer cambios por el bien, y los vamos a hacer ya”, dijo Ana Espinosa, una activista y ex-alumna de la Universidad Estatal de San Diego.
Espinosa sostenía un cartel que leía “Las armas SÍ matan”.
Gigi Butterfield, estudiante de la preparatoria High Tech quien marchó con sus amigos, expresó sus pensamientos hacia el activismo que ella y sus compañeros de repente fueron empujados hacia.
“Francamente, yo lo encuentro ridículo que nosotros tengamos que marchar”, dijo Butterfield. “Pero pienso que si alguien va hacer un cambio, va ser los estudiantes, y esta responsabilidad se ha caído en nosotros…”
Elizabeth Walcott, una profesora en la Universidad de San Diego quien estuvo en la marcha, dijo que ha tenido una conversación con su hija, quien es adolescente, sobre la posibilidad de un tiroteo en su escuela.
“Yo le dije (a mi hija) que use sentido común”, dijo Walcott. “Pero también no quiero que viva en un estado constante de miedo y ansiedad. Es como un balance delicado”.
El movimiento a favor de la reforma y el control de armas también reflejaba el disgusto de los ciudadanos por el presidente Donald Trump y su administración del país.
Muchas pancartas hablaban del presidente y su presunta relación con la Asociación Nacional de Armas, quien se ha mantenido a la defensiva con respecto a los movimientos en su contra y la crítica que ha recibido en los últimos años con respecto a su presunta facilitación de compra de armas.
Walcott dijo que como profesora, ha considerado la posibilidad de una amenaza en su universidad, pero está desacuerdo con la sugerencia de Trump en armando a maestros en las clases.
“Absolutamente no, las clases son para el aprendizaje, no son lugares donde las armas pertenecen”, ella dijo.
Los activistas marcharon por varias calles del centro de San Diego, cuyas habían sido designadas y acordonadas por la policía de la ciudad.
A lo largo del trayecto de ésta, se escuchaban gritos de apoyo desde las cimas de los edificios residenciales y restaurantes adjuntos.
Con el acercamiento de las elecciones de medio término, activistas están recordando a las personas que su mejor oportunidad para pasar reforma del control de armas es a través de registrándose a votar.