El centro de recursos latinx (LRC, por sus siglas en inglés) tuvo un evento titulado, “Latinidad y el Síndrome del Impostor” en el 10 de Noviembre, en el Centro de Orgullo (Pride Center).
Yo atendí al evento para informarle a otros estudiantes acerca de lo que se trataba, pero terminé sintiéndome conectada a lo que estaba pasando. Daisy Gomez-Fuentes y Lesley Aguirre coordinaron el evento y crearon un ambiente calmante.
Primero, Fuentes y Aguirre explicaron lo que significa tener síndrome de impostor. De acuerdo con lo que dijeron, este síndrome se presenta mucho en personas latinas quienes cuestionan sus habilidades y se sienten como fraudes. Fuentes y Aguirre proveyeron ejemplos de cómo este síndrome se ha presentado en sus vidas.
Hay personas quienes procrastinan porque creen que si tratan, fallaran. Hay personas quienes hacen demasiado y se agotan tratando de probar que son capaces aunque sean inmigrantes, latinos, etc.
Yo no sé si mis deseos de sobresalir tienen que ver con mi estatus como mujer latina. El periodismo, por ejemplo, me emociona por muchas razones. Quisiera darle voz a tantas personas que han sido calladas en contra de su voluntad. Sin embargo, al tratar de dar mi parte en esa misión, me canso. Se que en el futuro, me cansaré más. Siento que tengo que hacer más de lo que debería porque es mi deber. Siento que le debo el 100% de mis esfuerzos a esas personas quienes han sido calladas.
En ese proceso, me enfrento a muchos retos. Es difícil hacer que la gente entienda que no soy solamente una periodista o que solo tengo el propósito de exponerlos y hacerles daño por razones lucrativas. Las mismas personas que quiero representar ignoran mi trabajo, se olvidan de mi nombre a propósito y me asignan el rol de enemiga.
A veces me siento como impostora porque hay personas quienes me han hecho sentir como que no puedo ser latina orgullosa y periodista al mismo tiempo. Aunque es precisamente por el cruce de esas identidades que quiero ser lo que soy.
Con este tema del síndrome de impostor, puedo decir que muchas veces yo me convenzo que voy a fallar antes de tratar algo porque pienso que fallare al fin. Cuando hago algo merecedor de atención, a veces me da vergüenza tomar el premio entre mano porque siento que no me lo merezco. En la primaria y secundaria, sentía que tenía que probar mi importancia.
Creo que hay poder en decirle a alguien que me juzgue por lo que hago y no porque mi primer lenguaje fue el español, o porque mi piel es morena o porque emigre de la República Dominicana. Cada vez que me montaba en una tarima en esos años tempranos, para presentar algún discurso en dos lenguajes, sentía que estaba demostrando que si yo podía.
Fuentes y Aguirre nos motivaron a anotar reflexivamente en un cuaderno. Proveyeron muchos cuadernos de diferentes colores y pusieron la canción “Una Carta a Mi Ser Mas Joven” por Ambar Lucid.
La melodía suave tocaba mientras yo decidía dibujar en mi cuaderno. No tuve que participar en el evento pero me sentí conmovida al tratar.
Yo dibuje una foto de un libro pequeño y una frase que dice “Tu te puedes transformar en quien sea que ames”.
Escogí dibujar un libro porque al reflexionar, me di cuenta de que mucha de mi identidad ha venido de libros que he leído/leo. Ciertos personajes e historias han creado mundos en mi mente y han sido sitio de mucha inspiración para mi. Uno de los pensamientos que me brinda más fuerza, es el pensar que puedo ser quien sea que quiero. El escoger ser una persona a quien respeto y amo, me ha dado mucho respaldo en la vida.
Fuentes nos recordó que el síndrome del impostor cycla constantemente. Las conversaciones que florecieron durante el evento me impresionaron, porque pocas veces he estado en un ambiente tan aceptante.
Esta sesión me hizo ver cuánto poder hay en la emoción y que yo puedo generar fuerzas por la pasión que tengo por las cosas que me importan.
Fuentes y Aguirre nos guiaron a participar en otro ejercicio de reflexión, al pedir que escribiéramos una carta a nuestros seres más jóvenes.
Mi carta comenzó con las palabras, “Querida Pequeña Lucelis: No necesitas saber. No siempre tendrá sentido”.
Interesantemente, aunque escribí la carta en inglés, puse dos puntos al final de mi saludo como se hace en el español/ castellano en vez de comillas como se tendría que hacer en inglés. Esto fue accidental pero es un ejemplo de algo que me pasa mucho. Al navegar dos idiomas, a veces se siente como que navegó dos mundos distintos y aunque a veces me siento como que tener dos personalidades para sobrevivir en cada mundo respectivo, la realidad es que puedo ser cuantas cosas yo quiera ser.