No saber donde ir para preguntar información sobre mi educación fue la mayor parte de mi vida. Era algo que me acostumbre — adaptarme a un sistema de educación Americano como primera generación y Latina — era difícil.
No podia preguntarle preguntas a mis padres sobre la tarea o el mundo de educación — debido a una barrera de lenguaje. No podía hacer preguntas en el salón de clases porque sentía que mis preguntas eran tontas o malas por la manera que maestros o estudiantes respondian.
Esta mentalidad tóxica no nada más ruina tu crecimiento en la escuela, sino causa inseguridad.
Una inseguridad que yo ya no tengo.
Pero se me hace bien interesante cómo surge una inseguridad en lo que deberías ser en la vida. Por ejemplo, me encantaba hacer preguntas en casa, pero cuando era tiempo de hacer preguntas en la escuela o en otro lado, surgia un miedo.
Mi inseguridad era una distracción de lo que debería ser en la vida.
Siento que siempre fui creada para hacer algo en frente de la cámara — siempre estaba detrás de mi mente.
Desde que era chica siempre admiraba a las personas que salían en la televisión. Especialmente programas como “Venga la Alegría”, “Sabadazo” o simplemente un noticiero como “Telemundo”.
“Un dia quiero que la gente pregunte, que le pasó a Jennifer Aguilar”? Y les contare que “se hizo una gran reportera de noticias”. Esto fue algo escrito en una entrada de diario en primaria — sin saber que iba a perseguir periodismo años después.
Recuerdo el sentimiento de descubrir esta entrada de diario hace un año y recordar esos desafíos que pense que me iban a destruir, pero al contrario, me hicieron la persona que soy ahora.
Ahora que estoy en la Universidad Estatal de San Diego (SDSU) existen ciertas cosas que hubiera deseado que alguien me dijera en mi transcurso académico.
Algo que aprendí en una temprana edad es que si quieres ser alguien en la vida, tienes que trabajar más de lo ordinario. Se escucha más fácil “dicho que hecho” , pero algo que he notado es que muchos dicen que quieren ser algo en la vida, se dejan llevar por flojera y al fin no hacen nada.
Yo tambien he sido testiga de tener esa flojera, pero no dejo que me consuma mucho.
Sigue adelante y no te rindas porque a lo mejor estuviste bien cerca de alcanzar esa meta, pero decidiste no seguir y todas esas lágrimas, sacrificio y esfuerzo se perdieron.
Nunca te rindas en tu sueño porque lo tienes por una razón.
La salud mental es algo que no creía — especialmente en un hogar Mexicano — hasta que fui impactada en mi segundo año en el Colegio de San Diego Mesa.
Constantemente estaba llorando del estres. Constantemente era una cargar ir a la escuela en la mañana y estar apurada porque tenia que ir a trabajar después.
No comer y no dormir bien — esto contribuyia a una salud mental toxica. Todos los dias era un ciclo toxico, no tenía tiempo para mi misma, amistades o familia. No sabia mis limites y excedí esos límites.
Los efectos de mi salud mental estaban afectando mi bienestar, y afectando mi manera de pensar en una manera negativa.
Sentía que ya no podía esforzarme físicamente. Era mas fácil dejar todo mi esfuerzo, que seguir peleando y seguir adelante.
Hasta mi padre, un realista, me decía que si iba estar “sufriendo era mejor dejar la carrera”.
Sus palabras me motivaban más.
Todo ese sacrificio y esfuerzo para nada?
No.
Sus palabras eran una forma de inspiración para seguir adelante y alcanzar esas metas que me propuse cuando era niña, a pesar de mis emociones — porque nuestras emociones suben, bajan y no son estables.
Unas de estas metas se acaba de cumplir hace un año, al entrar a una universidad de cuatro años — SDSU — como la primera mujer en mi familia y la más joven de mi hogar.
Ahora de 21 años y un paso mas cerca de ser una reportera bilingüe, existen unas palabras que pequeña Jenn(y) necesita escuchar:
Jenny, todo va estar bien.
Lo estas haciendo.
Estoy orgullosa de ti!
No estas sola.
De hecho nunca estas sola!
Vas hacer grandes cosas!
Nunca te rindas!
Sigue adelante!
Eres amada!
Tienes un proposito!
Tu familia esta orgullosa de ti!
A veces está bien pedir ayuda.
No olvides de respirar profundamente.
Escucha tus emociones pero no actúes con ellas.
Todo lo que estas haciendo va a romper maldiciones generacionales.
Ahora, tu linaje puede perseguir una educación superior, ya no van a estar limitados como eras tú.
Todo lo puedes en Cristo que te fortalece.