El olor a cempasúchil, las lápidas con los nombres de seres queridos y pan de muerto son las cosas que recuerdo del día de los muertos en México.
Cuando era pequeño, recuerdo cada día de muertos ir al panteón y ver cómo las personas recordaban a sus seres queridos y al ver que no estaban tristes me sorprendía porque yo pensaba que los panteones solo eran para sepultar y llorar por los que se fueron.
Hoy en día entiendo que el día de muertos no es nada porque llorar si no celebrar nuestras tradiciones y festejar a nuestros seres queridos.
Recientemente el Centro de Recurso para Estudiantes indocumentados se unió con Chicanista Boutique para traer una actividad de día de los muertos para los estudiantes y así recordar de dónde somos y porque no tenemos que olvidarnos de donde somos.
Mi calaverita representa en parte a mi Madre y todo lo que me enseñó en la vida y aunque ella sigue con vida celebro ahora lo que ella es para mi ya que algun dia no la tendré conmigo. La otra parte que mi calaverita incluye son los caminos que la vida nos pone en frente y que a veces son diferentes a lo que pensamos pero aun los tomamos a ver a donde llegamos.
Durante la actividad compartí de cuando era niño y le temía mucho a la muerte y hasta que no vi la película de “El libro de la vida” y “Coco” fue cuando aprendí a aceptar lo inevitable, pero ya había crecido con el miedo pero poco a poco se ha transformado.
Fui aprendiendo que cuando muere alguien no se van hasta que alguien los olvida y nuestra cultura no se debe de olvidar y seguir de generación en generación.
Junto a los otros estudiantes empezamos a recordar las cosas que hacemos aun para recordar nuestros seres querido y hable de un altar que había hecho para una clase anteriormente y las cosas que compre para cada persona en el. Me llevó mucho tiempo encontrar cosas pequeñas como comida y refrescos en miniatura, pero valió la pena cuando recibí un buen grado en el proyecto pero eso fue lo de menos. Lo que aprecio aun este dia que me hizo recordar a mi abuelita, mi tío y mi perro y encontrar cosas que les gustaba a ellos para poner en el altar.
Aunque ellos me hacen falta mi altar siempre me recordará del tiempo que pase con cada uno de ellos.
Por lo regular cuando atendí el colegio comunitario de San Diego íbamos a Barrio Logan donde ponían altares y ahora se pueden ver en diferentes lugares en San Diego ya sea en Old Town or Chicano Park y cada uno trae algo diferente para ver pero todos con la misma intención celebrar.
Al final de la actividad me encantó poder compartir mi calaverita con todos y poder enseñar mi creatividad y cultura en algo tan pequeño pero grande a la misma vez ya que representa mis antepasados.
Antonio Marquez es un estudiante de último año estudiante de periodismo