Mi mamá siempre ha sido una gran creyente en las obras como manera de enseñar amor, más que palabras. Y la manera principal que me demostraba esto fue con consentirme con mis favoritas comidas. Las fresas con crema eran el postre más especial que me hacía, un postre que me llenaba con dulzura y consuelo cada vez. Es un postre Mexicano tradicional que es simple de hacer. Lleva fresas machacadas, leche condensada y crema agria. Aunque es fácil de hacer y encontrar en cualquier mercado mexicano, siempre juro que el que hace mi mamá es especial.
Deseo que podría recordarme de la primera vez que realizo que las fresas eran mi nueva fruta favorita y me hizo este postre. Por esta razón me sirven de un recordatorio del amor y atención que me da mi mamá. Para ella, también traen memorias especiales de su Abuelita Dora que le enseñó la receta y se los hacía para consentirla. Aunque nunca conocí a mi bisabuela, con este postre me ha dado un cariño profundo para ella. Esto es más que un postre para mí, pero un símbolo personal de un amor que se ha pasado por generaciones. Y un día se los haré para mis hijos.
Por mientras es un postre que me da mucho orgullo de presentar a las personas mas especiales en mi vida. Aunque es una experiencia universal de muchos hijos de inmigrantes de tener miedo de comer sus comidas culturales en escuelas blancas, este postre me vencía el miedo. De vez en cuando, me encontraba convenciendo a la gente que tenían que tratar fresas con crema. En mis ojos, no sabían un postre más perfecto, algo les faltaba en su vida.
Mamá, si estás leyendo este artículo espero que sepas que mi cocina en mi apartamento sigue siendo mi espacio seguro por lo que me has enseñado. Cada mañana como exactamente cuatro fresas de hábito, ala mejor un hábito para sentirme más cercana a ti. Y lo único que compite con el poder de las fresas con crema para traer una sonrisa, son tus abrazos.