¿Alguna vez alguien de tu familia o tus amigos te ha llamado “no sabo” porque no hablas español con fluidez? ¿Alguna vez se han reído de ti por pronunciar una palabra en español de forma incorrecta? Quizás estamos en el mismo barco y simplemente nos reímos de eso, pero en el fondo de nuestras mentes nos preguntamos: “¿Soy suficientemente hispano?”
Nací en Estados Unidos, pero soy de origen mexicano. La única manera de comunicarme con mis padres y familiares mayores es hablando español.
Recuerdo que, cuando era pequeña, mi madre le pidió a la escuela que me pusieran en una clase en la que el maestro hablara español e inglés. La mayoría de mis compañeros de clase eran latinos y me sentía como en casa porque sabía que ellos estaban en la misma situación que yo.
Durante la primaria, todavía hablaba bien el español con los miembros de mi familia.
No fue hasta el cuarto grado, cuando tuve un maestro blanco, que el inglés empezó a tomar poco a poco mi identidad. Todavía seguía hablando español en casa, pero como ya no lo practicaba mucho en la escuela, me di cuenta de que poco a poco estaba perdiendo mi español.
Cuando pasé a la secundaria y a la preparatoria, el inglés se convirtió en el idioma principal que hablaba.
En casa, empecé a notar que mi forma de hablar con mis padres era spanglish. Comenzaba la conversación en español, pero cuando me atascaba en una palabra, pasaba al inglés sin darme cuenta.
Mientras estaba en la preparatoria, de vez en cuando hablaba español con mis amistades o cuando tenía conversaciones con sus padres. Pasaba del inglés al español, lo que hasta hoy se ha convertido en algo normal.
Durante mi último año en la preparatoria, en 2022, fue cuando empecé a escuchar la frase “no sabo” circulando por las redes sociales. Como usuaria de las redes sociales, no le di mucha importancia y me reía de los vídeos.
No fue hasta que mi hermano empezó a llamarme “no sabo” cada vez que me escuchaba hablar con mi madre en español. Fue entonces cuando empecé a cuestionar mi identidad.
La pregunta ¿“Soy lo suficientemente mexicana”? giraba en el fondo de mi mente. Odiaba que mi hermano me llamara “no sabo”.
Con el tiempo, me di cuenta de que empecé a llamar “no sabo” a mi sobrino, dándole el mismo tratamiento que mi hermano me daba a mí. Recuerdo que mi sobrino estaba hablando con su abuela y, en ese momento, le llamé “no sabo” porque no sabía decir una palabra concreta en español.
Aunque tengo el privilegio de haber nacido en Estados Unidos, donde el inglés es el idioma principal, sigo teniendo la sensación de que no pertenezco en este país. Me pasa lo mismo cuando voy a México a visitar a mi familia. Siento que no soy lo suficientemente mexicana porque en México hablan español con fluidez, mientras que el mío se considera roto.
Esa barrera me ha hecho consciente de mi identidad como mexicana-estadounidense. Por eso, después de mi primer año en la Universidad Estatal de San Diego, decidí hacer una concentración menor en español para seguir practicando el idioma.
Además de declarar mi concentración menor en español, pude unirme a la sección de Mundo Azteca del Daily Aztec, durante mi segundo año en SDSU.
Unirme a Mundo Azteca me ayudó a practicar mis habilidades de escritura en español, que es algo en lo que no me sentía segura. Crecí escuchando y hablando español, pero la escritura no era mi especialidad.
Aunque estar en San Diego me ha ayudado a reencontrarme con el idioma, sé que aún tengo mucho que reaprender en términos de mi lengua nativa.