Las organizaciones Ángeles de la Frontera y Sin Fronteras realizaron un evento caritativo el 4 de agosto, lleno de arte, música y testimonios de personas que han cruzado la frontera por el desierto buscando el sueño americano.
Sin Fronteras desea concientizar y enseñar a la comunidad americana que los grupos minoritarios tales como las personas indocumentadas no son delincuentes como el gobierno del Presidente Donald Trump los ha etiquetado inicio de su campaña política.
La organizadora y coordinadora de Sin Fronteras, Verónica Aranda, tiene ocho meses realizando este proyecto. Dijo que uno de los principales motivos de este evento es demostrar que todas las personas que cruzan la frontera sin documentos buscan mejores oportunidades de vida así como ella lo hizo.
“Con este proyecto, espero que haya una imagen positiva para los inmigrantes”, dijo Aranda. “Sobre nosotros y la gente que viene a este país de cómo contribuimos de una forma positiva a la comunidad y al país”.
En la exhibición, participaron varios artistas locales quienes se unieron a esta causa para alzar su voz y expresar su sentir sobre la trata de indocumentados y la separación de niños de sus familias, exigiendo que esto debe de terminar por el bien de las familias.
Un cantante de folclor ranchero, Moisés Reynoso, formó parte de la exhibición al presentar cuadros y música.
Reynoso dijo que lo hizo como solidaridad a su familia, quien también es indocumentada. Dijo que el cantar esta música le hace conectarse y sentirse cerca de su abuelo quien falleció el año pasado.
“Mi abuelo era campesino, y ayudaba a la gente que no tenía papeles”, dijo Reynoso. “Los ayudaba en agarrar sus cheques y cambiarlos para comprar su mandado y las cosas básicas que necesitaban para vivir”.
La exhibición también contó con testimonios de gente que no era de San Diego. El colegio comunitario de Santa Bárbara trajo a personas para exponer su caso, y asimismo, contribuyeron a la recaudación de fondos donando botes de agua para que Ángeles de la Frontera los coloque en el desierto.
Una de las asistentes, Rosa Pulido, fue inmigrante, y quien a sus diecinueve años de edad, cruzó por el desierto, y ahora está utilizando su experiencia para apoyar a todo indocumentado y a la organización dejando aguas en los caminos del desierto porque sabe lo difícil y arriesgado que puede ser querer cruzar a los Estados Unidos.
“La segunda vez, crucé por el desierto con mi esposo. Fueron cinco días y cuatro noches caminando por el desierto”, dijo Pulido. “Fue muy difícil para mi porque solo yo era mujer y venían once hombres conmigo en el grupo. Encontramos agua pero las personas que no eran nuestras guías no compartían con nosotros. A nosotros, nos tocó tomar en los charcos que había en la tierra”, dijo Pulido.
Este fue el primer evento de arte realizado por Sin Fronteras.
Sin Fronteras pretende llevar a cabo las siguientes ediciones en diferentes ciudades de California
“Quiero pasar la voz y hacer conciencia de lo que está pasando de una forma positiva”, dijo Aranda.