El 20 de febrero, estudiantes de la Universidad Estatal de San Diego (SDSU) se reunieron para participar en una protesta en alianza con el objetivo de luchar por los derechos de los indocumentados.
Esta protesta ocurre después de que muchos estudiantes de SDSU se vieran afectados personalmente o presenciaron la marginación y los ataques a la comunidad latina. Los manifestantes sienten que la institución muestra poco interés en proteger a sus estudiantes indocumentados y que el silencio de la administración pesa más que las palabras.
El 20 de enero, el presidente Donald Trump firmó la orden ejecutiva 14159, “Protegiendo al pueblo estadounidense contra la invasión”, que autorizó redadas a gran escala y deportaciones masivas sin audiencias judiciales contra personas indocumentadas. La orden también exige el aumento de la presencia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE. UU.(CBP).
Esta orden ejecutiva establece la deportación de todas las personas indocumentadas con antecedentes penales, así como de aquellas sin antecedentes. Sin embargo, muchos estudiantes y personas protegidas por la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) temen ser deportados debido a esta orden ejecutiva. DACA ofrece protección temporal de dos años con opciones de renovación, pero no otorga ciudadanía estadounidense completa, lo que genera incertidumbre sobre su posición en este clima social.
La protesta fue organizada por el Movimiento Estudiantil Chicanx De Aztlan (M.E.Ch.A.), Educación sin Fronteras y la Asociación de Estudios Chicanos/as de la Universidad Estatal de San Diego, junto con varios estudiantes que forman parte de las juntas directivas de estas organizaciones de SDSU.
La protesta fue promovida a través de las redes sociales, especialmente en Instagram por estas organizaciones. La mayoría de las personas se enteraron de la protesta de palabra de boca, mientras que otros se unieron al verla.
La protesta comenzó a las mediodía en Hepner Hall, continuó con una marcha hasta la Conrad Prebys Aztec Student Union y terminó a las 3 p.m. con una sentada frente al edificio Manchester Hall.
La protesta incluyó una sección de palabra hablada en la Unión de Estudiantes, donde los estudiantes pudieron expresar su opinión. Luego, hubo un momento de silencio.
El propósito de la protesta fue que la escuela finalmente se pronunciara y abordará los problemas que afectan a sus estudiantes indocumentados, hablando sobre el clima social generado y estableciendo a SDSU como un campus santuario que se negaría a cooperar con ICE, junto con otras demandas.
Durante toda la protesta se escucharon cánticos como, “El pueblo unido jamás será vencido”, “Que viva la raza” e “Indocumentados, sin miedo”. También se vieron pancartas que decían: “Es la tierra de mis ancestros”, “Somos sus futuros abogados, médicos y educadores” y “Financiar la educación, no la deportación”.
Javier Diego Jacinto, graduado de SDSU con dos títulos de educación, siendo el más alto una maestría en Asuntos Estudiantiles, habló sobre la razón por la cual esta protesta debía realizarse en SDSU.
Jacinto expresó que una de las razones para organizar esta protesta es en apoyo a todos los estudiantes, incluidos los de posgrado y los miembros de la universidad. Explicó que, como estudiantes indocumentados, enfrentan un nivel adicional de constante alerta, incluso en los salones de clase. Siempre viven con el temor de ruidos fuertes y se preguntan si hay alguien observándolos, lo que genera un miedo constante. Ese temor se debe a la falta de protección por parte del instituto y a la falta de transparencia entre la administración universitaria y los estudiantes.
El co-vicepresidente de M.E.Ch.A. y estudiante de tercer año de mercadotecnia, Víctor Hernandez Bustos, expresó que ha estado involucrado en el clima social de este problema toda su vida, con sus abuelos siendo indocumentados, y cómo este tema ha consumido su vida.
El mensaje que Bustos quiere comunicar a través de la protesta es: “Necesitamos proteger a nuestros estudiantes indocumentados, establecer a SDSU como una escuela santuario y no continuar con el cumplimiento de la agencia de ICE como lo ha estado haciendo la Universidad Estatal de San Diego, muy complaciente y complaciente con las dificultades que sus estudiantes están viviendo en la vida real”.
Hubo presentaciones realizadas por el Ballet Folklórico Xochipilli de San Diego, que mostraron la belleza de la cultura latina, interpretando canciones como El sol de la negra y El gavilancillo, de Mariachi Vargas de Tecalitlán, junto con otras canciones.
Karla Chaj-Perez, bailarina de danza folclórica, miembra de M.E.Ch.A. y estudiante de tercer año de criminología fiscal, participó en la protesta como intérprete y no solo como partidario, también, “para enseñarles a todos, a que, la belleza de nuestra cultura y como es que nuestra cultura viene con nosotros como gente, no nos puedes separar la gente de la cultura por qué, pues, cuando uno camina, camina con su cultura,carga su cultura sobre su espalda con orgullo”, dijo Chaj-Perez. “Y como haci esta el caso en los estado unidos en el tiempo de hoy, a muchos les gusta oír la música, les gusta comer nuestra comida, disfrutar de todas las aspectos de nuestras cultura pero no nos quiere a nosotros como gente”.
Chaj-Perez explicó en más profundidad que: “En participar hoy estamos enseñando que la cultura viene con nosotros y, si quieren la cultura, también deberían querernos a nosotros como gente”.
El 19 de febrero, la Universidad de California en San Diego llevó a cabo una protesta estudiantil. La Universidad de Washington también organizó protestas en su campus. Los estudiantes se manifestaron para exigir protección para su alumnado indocumentado.
“Es muy importante que esto suceda para que nosotros pongamos presión no solamente a nuestra administración pero sino para que otras escuelas puedan ver que es posible levantarse”, dijo Gabriela Naranjo, estudiante de sociología de tercer año de SDSU. “Y estando unido, tenemos a un participación muy grande que quero que otros sientan que si es posible, que el cambio va a llegar”.
SDSU aún no ha emitido una respuesta pública a la protesta ni a las demandas planteadas. Los estudiantes pueden sentirse inseguros sobre cómo la universidad los protegerá, pero siguen siendo resilientes, van a la escuela, se hacen ver y escuchar, y ya no se dejan invisibilizar.