Estaré cumpliendo más que una semana en España y creo que por fin me estoy ajustando a la vida y costumbres de aquí.
Algo que me está gustando mucho de Zaragoza, España, es lo tanto que he estado caminando desde que llegue. Creo que normalmente camino entre cinco a nueve millas todos los días, mucho más que la cantidad que caminaba cuando estaba en los Estados Unidos.
Es interesante lo tanto que he caminado porque cuando estaba en San Diego hacia todo lo posible para no caminar.
En general sólo caminaba alrededor de la escuela y cuando quería regresar a mi casa pedía un Lyft, o que un amigo me llevara de regreso. Aquí, todo está mucho más cerca, y no tengo un amigo que me pueda llevar, por eso camino más.
El clima de España ayuda a que no sea tan difícil caminar tanto porque no hace calor como en San Diego pero de todas maneras ha sido un ajuste para mí.
El clima no es drásticamente diferente como lo que es en California, pero el viento es mucho más fuerte.
En el pueblo de Zaragoza los locales lo llama “El Cierzo”. Es un viento rápido y literalmente puede llevarte volando a veces.
He sido víctima de este viento en varias ocasiones. Mi pelo apenas se está recuperando de todos los nudos debido a El Cierzo, pero estoy agradecida que no hace un frío extremado en Zaragoza como otras ciudades en Europa porque entonces sí me costaría mucho más tiempo ajustarme.
Otra diferencia que ha sido muy distinta entre España y los Estados Unidos es el servicio al cliente.
Cuando voy a comer aquí, los meseros son generalmente más pésimos que los meseros en los Estados Unidos.
Creo que en parte es porque en España no se les da propina a los meseros, y quizás por eso no son especialmente agradable. Esto a veces me hace sentir más tímida cuando salgo a comer. Aquí cuando les haces una pregunta al mesero usualmente hacen una cara o hacen un comentario que te hace sentir tonta.
Yo creo que esto es irónico porque las personas dicen que los estadounidenses pueden ser más groseros, pero los españoles para mí no tienen el mejor servicio al cliente.
Aunque el mal servicio a cliente ha sido un ajuste, el mayor ajuste es el cambio de tiempo.
No tuve “jet lag”, afortunadamente, pero todavía me estoy ajustado a la diferencia de nueve horas entre los dos países.
También se me hace difícil que yo termino la mitad de mi día sin hablar con mis padres, amigos y novio.
Es extraño despertar sin un texto en la mañana de mi novio, enviarle un mensaje de texto a mis amigos durante la clase o simplemente hablar con ellos.
Tengo que esperar cinco a siete horas antes que ellos se levanten y cuando puedo hablar con ellos, solo tengo la mitad de mi día para hablar. He hecho amigos aquí y les mando mensajes, pero no es lo mismo.
Poco por poco me estoy acostumbrando pero es difícil pero solo con tiempo eso se va hacer más fácil.