Ammar Campa-Najjar, el candidato Demócrata nominado para el 50 distrito congresional de California, dirigió la protesta a favor del programa de Acción Diferida para los LLegados en la Infancia el 9 de febrero en la Universidad Estatal de San Diego.
Decenas de personas asistieron la protesta en defensa del programa. Entre los reunidos se encontraban medios de comunicación, estudiantes y ex-alumnos.
Dado el estado en que se encuentra la legislación, el tema que se mencionó continuamente fue la supuesta resolución del congreso el 5 de marzo que involucra el futuro de las personas indocumentadas.
El Presidente Trump anunció que accedería a un trato para los recipientes de DACA si incluye el muro y fuertes medidas de seguridad en la frontera.
Campa-Najjar, junto a tres soñadores que compartieron su historia, dijeron que los recipientes están siendo utilizados como una moneda de cambio en las negociaciones del muro y la reforma de inmigración.
Ali Torabi, un graduado de UCLA que planea aplicar a escuela de medicina, dijo que estaba cansado de ser visto inferior por carecer de un simple documento.
“Nosotros estamos pagando impuestos y estamos contribuyendo a la sociedad”, dijo Torabi. “Si a esto no se le llama cobrar impuestos sin ser representados, no sé que es”.
Torabi, agregó que lo único que quiere es poder ver a su familia que dejo en Irán a la edad de cinco años.
Campa-Najjar dijó, que los recipientes del programa, son americanos en todos los sentidos, menos por escrito.
“Estudian aquí, sirven en el ejercito, son maestros, doctores, abogados”, dijo Campa-Najjar. “Ellos valoran a este país, y espero que también nosotros los valoremos a ellos”.
Otra cuestión en el supuesto trato es lo que sucederá con los 11 millones de indocumentados que no forman parte del programa.
Francisco Peralto, quien planea estudiar ciencias del medio ambiente en SDSU, no está de acuerdo en que los recipientes de DACA se queden a cambio de que los papas salgan del país.
Él es recipiente de DACA, pero su mamá corre el riezgo de ser deportada.
“El tiempo está corriendo”, dijo Peralto. “No vamos a cruzarnos de brazos. Vamos a responder con mayor fuerza y lo haremos apoyando a gente como lo es Ammar”.
Peralto es un ejemplo de la situación que sufren miles al ser separados de sus familias por causa de su situación legal.
Este es el caso de Arlene Flores, quien estudia artes liberales en SDSU. Con lágrimas en los ojos, describe la experiencia que marcó su vida a los 14 años cuando su madre fue deportada a México.
“Hay gente que no se da cuenta del daño que causan”, dijo Flores.
A pesar de que el apoyo a esta población se demostraba en la protesta al escuchar los gritos “sin pena, sin miedo, todos los inmigrantes son bienvenidos”, para Flores, es inevitable sentir temor.
“Tal vez pueden caminar en mis zapatos por 10 minutos, pero tienes que ser uno de nosotros para ver lo que se siente el que te puedan arrebatar DACA en cualquier momento”, dijo Flores.
También hubo personas como Christine Armstrong, quien se graduó de SDSU en el ‘84, y que viajó desde San Marcos para brindar apoyo a la comunidad.
Armstrong dijo que presenció como una camioneta de la Patrulla Fronteriza se llevaba a un indocumentado.
“Estoy muy indignada con la situación”, dijo Armstrong con lagrimas en los ojos. “Hasta la más conservadora de mis amistades cruzaría la frontera en búsqueda de un mejor futuro para sus hijos”.