Ana Hernández, primera generación, se graduará con un título en desarrollo infantil de la universidad.
Quedan dos semanas para que concluya el año escolar del 2017-2018, en donde alrededor de 10,000 estudiantes se recibirán de la Universidad Estatal de San Diego, y festejarán por haber cumplido un logro que dentro de muchas familias es el primero. Como para Ana Hernández, 22, y recipiente de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia en SDSU.
En septiembre del 2017, la administración de Presidente Donald Trump anunció que el programa DACA terminaría. Aunque no se ha establecido una decisión concreta dentro sobre esta situación y lo que va a pasar con los recipientes de este programa, estudiantes como Hernández han estado peleando en contra de la terminación de este programa.
Hernández dijo que al momento que el presidente Trump fue inaugurado, comenzó a percibir miedo e incertidumbre sobre su futuro.
“Todo se me vino de cabeza, fue un año horrible”, dijo Hernández. “Le tenía miedo a lo desconocido”.
Debido a que Hernández comenzó a percibir miedo desde que Trump fue elegido como presidente, ella estaba lista para pelear por sus derechos en el momento que se anunció que DACA fue revocado.
“Si eres la afectada, tú tienes que buscar tus propias ganas de hacer algo”, dijo ella. “Después de sentirme confiada y empoderada, es cuando me aventé a las marchas y a dar mis discursos”.
Hernández está a punto de recibir un título universitario en la facultad de desarrollo infantil, asimismo siendo la primera persona en su familia en hacerlo. Ella dijo que para poder lograr esto, en estos últimos dos semestres, se ha tenido que alejar de las noticias debido a que la cobertura que le dan a DACA solo la terminan distrayendo y deprimiendo.
“Todo lo que tiene que ver con el gobierno es impredecible”, dijo ella. “No quiero levantarme los ánimos”.
Hernández actualmente trabaja para una organización sin ánimo de lucro llamada Diamond Education Excellence Program, mejor conocido como DEEP. Se enfoca en ayudar a estudiantes en escuelas públicas del sureste de San Diego. A través de su trabajo, ella puede ayudar a estudiantes de primaria que están teniendo problemas académicos.
Hernández dijo que el poder ayudar a estudiantes que vienen de las mismas escuelas que ella es algo que le satisface.
“Me da mucho placer poder ayudar a gente que viene de donde yo vengo”, dijo ella. “Es por eso que disfruto la carrera de desarrollo infantil, trabajo para mi propia comunidad”.
Hernández, quien lleva 16 años viviendo en los EE.UU. desde que emigró de México, dijo que la primera vez que se dio cuenta que era indocumentada fue cuando le ofrecieron trabajo asistiendo a una persona que tenía un impedimento intelectual, y no la pudieron contratar. Después, las aplicaciones para las universidades comenzaron a tener presencia en su mente, y fue cuando se dio cuenta que quizás iba a tener algún problema al momento de aplicar.
“No me importó mucho el que no pudiera trabajar”, dijo ella. “pero lo de la escuela me impactó mucho, la escuela era mi vida”.
A pesar de la adversidad, Hernández se estará graduando de SDSU con un diploma en la facultad de desarrollo infantil.