“Voy a ir a la preparatoria San Diego High School, San Diego City College y a la Universidad Estatal de San Diego”, fue lo que siempre le decía a la gente cuando me preguntaba cuál era mi meta de grande.
El agosto pasado, al fin llegué a SDSU, después de solicitar tres veces, finalmente pude decir que era un Azteca. Caminé los pasillos, los cuales yo recorría con mi madre de chiquito cuando ella me decía que algún día yo llegaría a ser un estudiante de la universidad, pero yo no lo creía.
No fue fácil mi primer semestre porque no solo era una escuela mucho más grande en comparación con el colegio comunitario San Diego City College, sino también había estudiantes que eran mucho más jóvenes que yo, y me entró miedo de no ser lo suficientemente bueno.
La mañana del 27 de agosto, entré a mi primera clase de periodismo, y en cuanto me senté, saqué mi celular para decirle a mi mamá que lo habíamos logrado como planeamos años atrás.
Recuerdo que entró el maestro como en las películas, y nos empezó a dar la lección del día. Era tanta la emoción que sentía que no recuerdo casi lo que dijo. No podía creer que después de noches de no poder dormir, tareas y sacrificios, al fin había llegado.
Los días pasaban y aprendí poco a poco, gracias al programa de EOP, quienes me guiaron acerca de lo que tenía que hacer para seguir adelante, junto con el apoyo de los consejeros.
Fue hasta finales de septiembre, donde yo ya no podía seguir. Los nervios me quitaron la felicidad que tenía, y poco a poco, sentía que no podía con mis clases, pero después me acordé de los consejos que me daban City College, y hablé con mi consejero, entré en pánico, me dijo que respirara y me sentara. Fue cuando le dije que no podía con todo el estrés de la escuela y no poder ayudar a mi familia, y que entonces me saldría de la escuela. Lo bueno es que me acordó todo lo cuanto que había luchado para llegar a la universidad.
Como estudiante de primera generación que entra a la universidad, no sabía qué hacer y me sentía frustrado. Después, me concentré en lo bueno de la universidad que fue mi show en KCR, y la hora del soñador y poco a poco fue pasando el semestre.
Este semestre, sigo aprendiendo y creciendo como estudiante y ser humano, pero sé que no estoy solo. Muchos estudiantes como yo estamos haciendo camino para las generaciones del futuro que algún día seguirán nuestros pasos como periodistas, doctores o lo que se les ocurra inventar como carrera en un futuro. Pero eso sí, ahorita es mi turno de apreciar y gozar lo que es ser un Azteca en SDSU.