Las películas de superhéroes tienen a la mujer maravilla, pero para los estudiantes indocumentados, a veces la heroína es Cynthia Torres, la coordinadora del área de recursos para estudiantes indocumentados.
Torres, quien cursó toda su carrera escolar en el área de City Heights, dice que siente una conexión especial con los estudiantes indocumentados.
Su madre llegó solo hasta el sexto grado de primaria en Sinaloa y su padre, quien se crió en National City cerca del Parque Chicano, estudió hasta el noveno grado, pero aún así, le inculcaron siempre darle importancia a la educación.
Torres asistió la primaria en City Heights, sin embargo, fue a la secundaria de La Mesa antes de regresar a graduarse de la preparatoria Hoover.
Torres dijo que sus padres temían que si seguía en la secundaria de La Mesa, se fuera por mal camino y terminaría en las pandillas.
Asimismo, sus padres querían que Torres fuera una doctora o enfermera, pero ella solo sabía que después de ver como su padre tuvo que dejar de trabajar tras un accidente en su empleo, su madre tuvo que tomar el lugar y ser el sostén de la familia. Torres solo necesitaba tres cosas para el futuro.
“Mi título, un trabajo y una manera de salir adelante por mi misma”, dijo Torres.
Decidió ir al colegio comunitario de San Diego, donde aprendió que cuantas más unidades tengas, menos dinero te dan para la universidad.
Cuando llegó a la Universidad Estatal de San Diego, tomó una clase de Estudios Chicana y Chicano; En ese entonces, se llamaba Estudios México Americanos. Fue después de esa clase que le preguntó a su maestro cómo podía ayudar más a su comunidad.
En esa clase dice que aprendió de la historia de su cultura porque para ella, lo único que sabía era la batalla del Álamo y que Pancho Villa era un villano.
Torres dijo que recuerda que en el segundo grado, la pusieron en la clase de inglés como segundo idioma, solo para ayudar a un estudiante. Por esa razón, dice que quería hacer un cambio.
“Soy una estadística caminando, primero en mi familia con una licenciatura y una maestría, debería ser delincuente, en prisión o muerta”, dijo Torres.
Después de ir a una conferencia de estudiantes indocumentados de la Universidad de California Los Ángeles, Torres dijo que empezó a darse cuenta de lo que estudiantes indocumentados tenían que pasar, y decidió ser una llave para empezar la organización de Educación sin Fronteras, o EWB por sus siglas en inglés.
Dijo que lo que admiraba en esos estudiantes era la perseverancia que cada uno tenía y es lo que hasta hoy en día, la motiva a seguir trabajando con estudiantes a quienes ve como sus hijos.
Posteriormente, Torres sobrevivió a cáncer de tiroides y sigue trabajando con la esperanza de que los estudiantes no se den por vencidos.
“Intento ayudar a las personas a ver y darse cuenta de lo que son capaces de hacer”, dijo Torres.
Para ella desde pequeña, su héroe era la mujer maravilla. Al crecer, vio a sus padres que aunque tenían dificultades económicas, le enseñaron la generosidad y compasión hacia otros.
También dijo que Dolores Huerta fue parte de sus héroes. Sin embargo, desde hace diez años atrás, los estudiantes indocumentados han sido sus héroes, ya que ve que algún día, uno de ellos pueda curar el cáncer o llegar tan alto, ayudando a la comunidad como doctor, periodista o trabajador social.
“Eso es lo que me llena el corazón”, dijo Torres.
Un consejo de Torres para los estudiantes es esperar por la ayuda de la comunidad porque esa ayuda puede venir de la gente que menos esperan.