El Departamento de Estudios Chicanos y Chicanas de la Universidad Estatal de San Diego conmemora el Día de Muertos con su altar anual en la Colección Chicano y Chicana ubicada en la Biblioteca del Amor.
El primero de noviembre, la sala se llenó no solo de estudiantes y profesores de SDSU, sino también de graduados, familiares y activistas chicanos, quienes vinieron a honrar a aquellos que se ya no están con una ofrenda.
Cada año, el departamento crea un tema y este año el altar está dedicado a los líderes activistas, profesores y estudiantes que han ayudado a formar el departamento de Estudios Chicanos y Chicanas durante los últimos 50 años.
El altar también honra a los centroamericanos y mexicanos que perdieron la vida al emigrar a EEUU.
Norma Iglesias-Prieto, profesora de la CCS, con la ayuda de sus alumnos, creó el altar no sólo para honrar a los muertos sino para hacer una declaración política, nombrando la conmemoración Aquellos que han venido antes: vidas robadas y ofrecidas.
“Algo que está afectando a nuestra comunidad hoy son los niños que han sido separados de sus familias, que están en jaulas y que algunos han muerto en manos de las autoridades de inmigración”, dijo Iglesias-Prieto. “Por lo tanto, no queremos perder esta oportunidad de recordar a los niños que han muerto y están en nuestros corazones”.
El altar fue hecho para que la comunidad aprenda más que el aspecto cultural de esta tradición.
El departamento de CCS quiere que aquellos que asisten a la conmemoración y visiten el altar aprendan más sobre aquellos que han perdido la vida luchando por la comunidad chicana.
“Es más que una tradición, se trata de las personas que estamos honrando”, señaló Iglesias-Prieto. “Queremos que las personas recuerden su legado y sepan que el estilo de vida que tenemos hoy es gracias a quienes lucharon por nosotros antes”.
El altar ha sido una tradición de Iglesias-Prieto durante los últimos 15 años y este es el primer año que se llevó a cabo en el Love Library, por lo que es el más grande en tamaño y preparación para celebrar el 50 aniversario de CCS en SDSU.
Iglesias-Prieto dijo que le llevó a ella, 8 estudiantes y aproximadamente 30 voluntarios, más de mil horas para hacer este altar posible.
Abuelitas y madres de los estudiantes y la facultad de CCS formaron parte de los voluntarios que ayudaron a crear los artículos que están en la ofrenda, haciendo lo más que solo un proyecto escolar, pero dándole una toque familiar.
Cada artículo en la ofrenda fue hecho a mano y ha estado en proceso desde mayo de 2019.
Cada uno de los siete coloridos escalas tenía comidas tradicionales, cempasúchiles, velas, y hasta juguetes para ofrecer a aquellos quienes fueron conmemorados en la ofrenda.
El altar tiene 27 fotos de activistas, líderes y educadores chicanos. El departamento chicano también quería conmemorar la vida de cinco niños que murieron en manos de las autoridades de inmigración.
Mónica Van Deerlin Murillo, estudiante de CCS es una de las participantes que estuvo trabajando en este proyecto durante los últimos siete meses y dijo que era más que una experiencia cultural e indígena, era para concienciar a los niños quienes se murieron enjaulados en los centros de detención de ICE.
“Sabemos que ha habido muchos niños que han muerto en los centros de detención de ICE y en el cautiverio fronterizo, por eso también incluimos fotos de niños que han sido asesinados en manos de ICE y de la policía de inmigración”, dijo Murillo.
Ana Miguel, estudiante de cuarto año de CCS y también uno de los 8 estudiantes que trabajaron innumerables horas en el campus y en el garaje de Iglesias-Prieto, mencionó que es importante saber que hay un significado político para este altar y espera que la audiencia se vaya con más conciencia de lo que está sucediendo actualmente en la comunidad chicano /a.
“Siento que mucha gente viene pensando que es bonito, pero es más que eso, hay una historia detrás del Día de los Muertos y no solo está lleno de color”, dijo Miguel. “Es donde nos conectamos con nuestros antepasados, es donde regresan a nosotros y también estamos reconociendo a los activistas chicanos por el trabajo que hicieron”.
La comunidad fue recibida con música en vivo por La Rondalla Amerindia de Aztlán, una banda formado por profesores emeritus y graduados de SDSU, actuación musical de la profesora CCS Coral Mcfarland Thuet, discursos de profesores del departamento y con el tradicional Pan de Muerto con café.
El altar junto con los libros de biografía explican quién está en la ofrenda, lo cual también fueron realizadas a mano y estarán disponibles para el público hasta el 15 de noviembre.
“El Día de Muertos es una celebración personal pero también comunitaria, por lo que el otro objetivo de nuestro celebración es ayudar a forzar y formar una comunidad “, añadió Iglesias-Prieto. “Necesitamos estar juntos, especialmente en tiempos difíciles”.