La destitución del expresidente de Bolivia, Evo Morales, fue un golpe de estado. No importa si ves a Morales como un héroe o no, esto debería preocupar a todos los que creen en el proceso democrático.
Morales fue el primer presidente indígena en ser elegido en Bolivia. Estuvo en el cargo desde el 2006 hasta el 2019 y durante su tiempo en el cargo, sacó a las comunidades indígenas de la pobreza.
A su vez, Morales también prometió redistribuir la tierra, lo que era una amenaza para los propietarios de tierras. Con estas políticas, Morales pudo mantener un crecimiento económico constante y sacar a la gente de la pobreza al invertir en vivienda, agua potable y nuevas carreteras.
Sus políticas le han ganado seguidores, pero también lo han convertido en un enemigo.
Fue presidente por tres períodos e intentó aprobar un referéndum para poner fin a los límites del presidente, pero cuando fracasó, la corte suprema aprobó en lado de Morales.
Hay un voto preliminar conocido como cuento rápido,(TREP), y un cuento oficial.
El cuento de TREP permite que los medios informen los resultados para darle confianza a los votantes.
Cada candidato tiene que ganar al menos un 40% y un 10% sobre el otro candidato de la votación para pasar a la segunda ronda de votaciones. La Organización de Estados Americanos, (OEA), emitió una declaración que decía que Morales no podía obtener un liderazgo tan alto.
Lo que se ignoró fue que la mayoría del apoyo provenía de las zonas rurales, por lo que sus recuentos de votos se publicaron más tarde. Cuando se dio a conocer el recuento oficial, ya había manifestantes de la oposición que aterrorizaron a los partidarios de Morales, es por eso que militares obligaron a Morales a huir de Bolivia y buscar asilo.
México fue el único país que lo ayudó y le brindó asilo político.
Los partidarios de la oposición allanaron la casa de Morales. La alcaldesa de La Paz se vio obligada a renunciar por los manifestantes después de que le cortaron el cabello y le echaron pintura roja.
Lo que está sucediendo en Bolivia no es normal y no es un camino para la democracia.
Esta es una captura de la democracia y de aquellos que buscan aprovecharse de quitarles los recursos otorgados a la población indígena.
Debería de haber otra elección y, con suerte, dentro de las elecciones los pueblos indígenas tengan un candidato que los represente.
Sin embargo, después de las elecciones, Bolivia tendrá que sanarse después de la violencia cometida por la oposición.
Sin duda Bolivia tardará muchos años para sanar y recuperar la confianza en los políticos.