Cada cultura tiene sus propias historias folclóricas que se pasan de generación en generación. Para la cultura hispana, esas historias son casi siempre de terror. Utilizan estas historias para intentar asustar a los niños que se portan mal.
La Llorona: Abigail Segoviano
Cuando era pequeña, algunos miembros de mi familia me decían que si no me portaba bien o no me acostaba temprano, La Llorona vendría por mí.
Ahora que soy adulta, aún me siguen asustando las historias de terror, pero sé que no son reales.
Aunque no conocemos la verdadera historia exacta de La Llorona, existen muchas versiones de ella a través de diferentes culturas de Latinoamérica.
La versión con la que yo crecí era la de una señora con un largo vestido blanco y su largo pelo negro gritando por ayuda.
El cuento comienza con La Llorona, quien una vez fue una hermosa mujer llamada María. Había descubierto que su marido le había sido infiel. Esto hace que María lleve a sus hijos a un río y los ahogue suicidándose justo después.
La Llorona recibe su nombre porque es conocida por estar cerca de largos ríos donde llora pidiendo ayuda. La frase común de La Llorona cuando está llorando es: “Oh, mis hijos, mis hijos”.
Se dice que con sus gritos atrae a los niños y los mata. Incluso he oído que hay personas que han visto a La Llorona en la vida real.
Aunque muchas de las versiones son similares, los detalles son diferentes.
Una de las versiones dice que su marido era un maltratador o que había dejado a María por una mujer más rica.
Otra versión es que se aparece a las madres y se lleva a sus hijos, confundiéndolos con los de ella. Además, hay otra versión que dice que mata a mujeres, hombres y niños.
La idea de dónde empezó la historia ha sido un debate durante generaciones. La versión más popular es que comenzó en México, pero otros dicen que originó en España.
Cuando pienses en ir a un río por la noche, ten cuidado, porque La Llorona puede aparecer de la nada gritando en busca de ayuda.
La Mano Peluda: Lesley Garcia
Mi mamá siempre me contaba sobre La Mano Peluda y cómo me iba a agarrar en la oscuridad. Siempre me decía que La Mano Peluda me iba a agarrar del tracero mientras me bañaba por las noches.
Cuando era niña, tenía miedo, pero a medida que crecí, comencé a encontrarlo gracioso. Sin embargo, la idea de que una mano peluda me toque todavía me da miedo.
Hay momentos donde estoy acostada en la cama por la noche preguntándome si se arrastrará hasta mi. Después de ver películas de terror por la noches y de irme a la cama, el miedo a la mano aumento enormemente.
La Mano Peluda es una historia del folclore latinoamericano que tiene el objetivo de infundir miedo en quienes la escuchan.
Hay muchas versiones de la historia. Una de ellas es que la mano pertenece a un hombre llamado Señor Villa, que era codicioso, y cuando murió, su mano se podía encontrar arrastrándose por la tumba.
Otra versión dice que un hombre fue acusado injustamente de robar y le cortaron la mano, la cual se dice que la mano regresa para vengarse.
La Mano Peluda es una mano cabelluda de color negro que se puede encontrar arrastrándose por la casa en las noche, con uñas afiladas para agarrar y atacar a alguien.
Así que ten cuidado cuando te vayas a dormir esta noche, porque La Mano Peluda te está esperando y se arrastrará a la cama contigo. Puede arrastrate al inframundo, estrangularte o arrancarte los ojos.
No Salgas Dos Noches: Esmeralda Hernandez
A través de los susurros de la noche, hay una leyenda mexicana llamada “No salgas dos noches seguidas”. La historia es para ahuyentar a los jóvenes a que no salgan dos noches seguidas a fiestas fuera de casa.
La leyenda cuenta que había una joven llamada María, a quien le encantaba salir con sus amigas a fiestas nocturnas.
María iba a salir una segunda noche cuando su madre le advirtió que no lo hiciera, ya que había salido la noche anterior. Su madre le advirtió que si salía dos noches seguidas, sería peligroso.
La joven ignoró las advertencias de su madre, ya que había salido noches seguidas antes y nunca le pasó nada.
En la fiesta, María noto a un muchacho muy atractivo. El joven la invitó a bailar con él, pero mientras bailaban juntos, María tuvo un presentimiento de que algo no estaba bien.
María baja la mirada a los pies y se da cuenta de que el joven no tenía pies humanos, sino patas de cabra. María levantó la mirada hacia el joven, pero él no tenía cara; sino era el diablo.
María huyó corriendo a su casa lo más rápido posible, prometiendo nunca más descartar las advertencias de su madre y no salir de noche otra vez.
¿Y tú saldrías dos noches seguidas después de leer esta leyenda?