Mezclando su café, con una mirada traviesa, Ruben Angel (el, ella, ellos), el orador del evento preguntó a los estudiantes en frente de él, “¿Cuántos de ustedes han oído un rumor sobre ti en la preparatoria. Y cuántos de ustedes han empezado una”?
La Coalición de la Extension Feminista, organizo el primer evento el 4 de Marzo, para un serie en celebración hacia el Mes de la Historia de la Mujer.
Angel empezó con su plactica sobre el chisme como una herramienta de supervivencia.
La pregunta que hizo Ángel, no solamente fue para crear risas, sino para ser observaciones con su audiencia.
Aunque el “chisme” tiene su traducción literal en inglés a “gossip”, su propósito y el significado cultural para la comunidad Latine ha sido algo diferente.
En la cultura Americana, tiende a ser entendido como una cosa negativa que se debe evitar.
Para muchos Latinos, el chisme es una tradición social en la cual comparten noticias y asuntos personales sobre otra gente. Pero Angel cree en el poder del chisme como un método de activismo y una manera de mantener la historia.
Angel descubrió esta conexión cuando era un estudiante en UC Davis, protestando contra el jefe de la universidad por los precios altos de los libros. La protesta duró cuarenta días y fue posible por el apoyo de otras universidades a través de la nación, quienes les mandaban comida. Para crear atención sobre el asunto sin revelar sus planes, utilizaban grupos secretos de Facebook.
“Estuve como, guau, esto es chisme,” dijo Angel. “En propósito no tomamos vídeos sin un celular desechable. No oían lo que paso verdad? No inscribimos lo que pasó a propósito”.
Angel también vio el poder del chisme en manteniendo conciencia sobre los estudiantes siendo rociado con aerosol de pimienta por la policía. Aun con la escuela pagando para borrar evidencia del internet.
Con más personas chismeando, fue más difícil borrar esa historia.
“Cuando hacemos chisme ético, lo hacemos para derrocar institutos en poder,” agregó Angel.“De otra manera, lo estamos usando para oprimir más personas ya marginadas, y seríamos parte del problema”.
Para entender cómo usar chisme como una herramienta, es importante entender por qué empezó.
Muchos Latines han experimentado tener una receta pasada de generación a generación dependiendo de ser dicho, no escrito.
Esta dependencia de la palabra hablada es más evidente cuando viene al tema de la migración.
Para muchos inmigrantes a los Estados Unidos, dice Angel, dejan atrás sus documentos, fotografías y otra evidencia material de sus vidas antes de venir.
“Y eso, exactamente es lo que hace emigrase tan miedoso,” dijo Angel. “Pero a la larga, encontramos otras maneras de reconstruir eso aquí, verdad? Hay historias de la familia que mantenemos vivos por las palabra habladas”.
El poder del chisme también se usa para combatir los aspectos tóxicos y machistas de la cultura Latina.
Todavía existe homofobia y transfobia profundamente arraigadas en muchos familias.
Ser gay es un tema tabú en las conversaciones convencionales, y aquí es donde el chisme puede mantener viva sus historias.
“Cuando me revelé como gay a los 18, fui expulsado de mi propio hogar. Así no existía evidencia de mi en las fotos de mi familia o historias (por) seis años, pero eso no significaba que no existía”, dijo Angel.
Miembros de la audiencia que eran gay al oír esto se sintieron más representados. Al aprender nueva información del chisme, también aprendieron una historia como la de ellos mismos.
El ambiente machista también es un obstáculo que existe en muchas familias. Latines piensan de chisme en el contexto de su experiencia vivida, y piensan en sus mamá y tias.
Por las injusticias experimentadas por mujeres, hay una gran necesidad de desahogarse. Estas quejas como pueden ser peligrosas, también crean el fenómeno de “redes de susurro”. Para mantener testigos de confianza en situaciones serias.
El chisme ha sobrevivido y sigue siendo considerado como una característica definitoria de la cultura Latina. Es más de una manera de unir nuestra gente, pero también de crear soluciones en nuestro alrededores y nuestras propias familias.